
- El docente cree en sus alumnos una actitud positiva frente al escuchar.
- En el aula se deben generar situaciones que permitan al alumno desarrollar escuchar. (valorando los momentos de silencio, etc.)
- El educador debe utilizar un lenguaje claro, otorgando instruicciones no más de una vez, pero de forma amena hacia los alumnos, para que éstos presten la atención necesaria.
- Si se quiere obtener respeto por parte de los alumnos, el educador debe respetarlos cuando éstos aportan con una opinión, no interrumpiéndolos para aportar con ideas o menos corregir.
- El profesor debe favorecer a sus alumnos con distintas experiencias que puedan enriquecer su vocabulario.
También se deben favorecer las interacciones entre ellos, para que aprendan las reglas del lenguaje, los turnos respetables en una conversación, significados de palabras, etc. Las lecturas de cuentos y poemas incentivarán el interés y el gusto por la literatura, además de otorgar un intercambio rico y complejo entre educador, libro y alumnos. Desarrolla la imaginación de los niños, les produce placer y agrado escuchar historias acordes a sus intereses y experiencias de vida, además de enriquecer a cabalidad el lenguaje de los niños.
Para que los alumnos presten más tención a las narraciones ofrecidas por el/la educador/a, este debe saber escoger los textos, modular y leer pausadamente, como también, dramatizar los diálogos: no es teatro, sino la representación de acciones dialogadas capaces de despertar el interés de los espectadores, no requiere memorización de los textos y favorece el uso espontáneo del lenguaje.
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